16 de marzo de 2020

Antídoto Antivirus: Sexo, Humor y Miedo.

Cuando andaba en la docencia y el auditorio atendía a las estrategias de comunicación, llegando al mensaje -en el capítulo de "código"- normalmente se liaba. El "código de comunicación", más allá de lo puramente formal -el propio lenguaje y su uso, la manifestación más gestual o más verbal o menos explícita o más sugerente, el medio utilizado, etc.- es la madre del cordero. Allá donde residen los recursos emocionales que van a diferenciar, destacar y personalizar la marca y su carácter, es donde se encuentran los valores del código, las consecuencias de su uso.

Aunque siempre actuemos con esa casi incontrolable mezcla de lo emocional con lo racional, de lo que sentimos combinado con lo que discernimos, finalmente somos carne de temperamento, de nuestra naturaleza y carácter y ahí, en primer grado, nos pillan la risa y el llanto, la filia y la fobia, las experiencias y lo hormonal. 

A más situación límite, a mayor incertidumbre, le corresponde mayor dosis de miedo y en su abismo, cuando ya se asume y es insuperable, a menudo aparece el humor, la desdramatización y, como desahogo y escapada del canguelo ¡ay! el sexo. Como ocurrió en el gran apagón de Nueva York y ocurre en las guerras y después de las catástrofes. Y no tiene enmienda.
Miedo, humor y sexo: tres géneros básicos para armar una estrategia de comunicación. Tres categorías o clases, entre un variado menú como la añoranza y la melancolía, el contraste comparativo o la experiencia frustrante.

Nunca nos conformamos con bueno, bonito y barato por mucho que se empeñara el recurso "busque, compare y si encuentra algo mejor cómprelo"; bien que lo supimos, porque existe el color y el aroma y todo aquello que nos subyuga y nos ata y atrapa más allá del dinero.

El miedo va y nos dice que conduzcamos dentro del límite, concentrados y pendientes de cuanto sucede delante y detrás y al lado, sin drogas ni alcohol. Con el miedo y por el miedo al contagio estamos distanciados unos de otros y en casa, básicamente; también porque nos obligan a ello. Y en casa, aburridos pero ingeniosos, recurrimos al humor para desdramatizar este internamiento obligado y ese futuro que se nos viene con una economía desangrada en empleo y patrimonio.

Como en todos los momentos de tedio, de tensión e internamiento, tanto por la ternura como por el alivio, el sexo doméstico seguro que se está yendo por sevillanas ¡arsa! recobrando unos ánimos pasados y al margen de la rutina de vidas ordinarias, ahora que nos acojona perder nuestros privilegios.

Seguid aplaudiendo desde vuestras casas, conscientes de que hacemos lo que debemos hacer y como por aquello de las distancias no os lo va a sugerir el gobierno, si eso y tal os lo sugiero yo: practicar lo que estáis pensando, con humor y sin miedo. 

         

7 de marzo de 2020

La Polilla Del Resentimiento

20 Meses de Desgobierno

Entre las múltiples especies de polillas insectos, en todo tipo de entorno maderero, textil, agrícola y demás, hay dos características que coinciden con las múltiples polillas humanas -humanoides- y es que no soportan la luz y sobreviven destruyendo la materia orgánica que otros han producido para su propio beneficio. Es decir, roen y destruyen lo ajeno porque sí; hasta tal punto lo hacen que en ese sentido existe el verbo apolillar y su acepción correspondiente "Dicho de la polillaRoerpenetrar o destruir las ropas u otras cosas."

Antes de convertirse en mariposas,
cuando eran gusanos.
A la vista de que pasar por anticomunista conlleva ahora mismo -por parte de gobierno nacional, de la izquierda pusilánime, de la izquierda izquierda, de extrema izquierda y de la extrema-extrema izquierda- la consideración de ser fascista por constitucionalista, por anti separatista y por liberal y/o conservador, conviene recordar el verdadero sentido del ascenso al poder de Pedro Sánchez y conmilitones y Pablo Iglesias y secuazas: el abono, el estímulo y la siembra del resentimiento. Es una obligación moral.

La llegada al poder por medio de la infamia, de mentiras, a través de promesas que van a incumplir, de la venta de utopías rancias y sueños imposibles de igualdad, de falsedades que agradan el oído del votante menos ilustrado y del más despechado con la vida, solamente puede aportar desilusión -para su votante- empobrecimiento general y miseria individual. Será poco a poco, gradualmente, sin posibilidad de que la bella mariposa de las quimeras retorne -por si misma- al estado de crisálida, oruga y finalmente huevo capaz de ser incubado en la certidumbre de la honestidad y no en la propaganda y los hechos de las mentiras. 

Llegaron al poder cegando la luz de sus verdaderas intenciones, el poder por el poder, la ambición de la supremacía social sectaria, de unos partidos que vienen a redimir a los pobres sobre los ricos, lo excepcional y marginal y minoritario sobre lo normal, lo natural y mayoritario. Cegándose incluso entre ellos mismos, porque en realidad no tienen ni esqueleto ni columna vertebral, poco o nada que perder y se alimentan de todo tipo de cosas. 

Llegaron al poder y viendo que la gestión de la escasez, la habilitación de recursos, el seguimiento de las reclamaciones sociales, la equidad fiscal, la redistribución de la riqueza y su mantenimiento, la atención a lo marginal, el estímulo y amparo de emprendimientos, no son faenas menores y requieren recursos y herramientas intelectuales y morales de las que no están dotados, decidieron -de hecho, lo traían en el histórico de su oferta política- regular lo irregulable entre el sexo y la libertad,  entre la vida y la muerte; controlar lo incontrolable, desde el ánimo emprendedor hasta la educación parental; privilegiar al adepto y subvencionarlo. Con ello ganan tiempo aunque el tránsito al abismo de la crisis económica y social sea imparable.

Apagan las luces y abonan resentimientos royendo libertades. Son polillas sociales, gusanos devenidos en mariposas que mientras vuelan alelan a incautos, agrios y embobados. En nuestra era y en nuestra cultura sobreviven poco tiempo.



21 de febrero de 2020

Gozo,Infierno. Almodovar, El Gran Publicista.

Almodóvar con protas de Dolor y Gloria
Entre finales del '70 y hasta mediados de '72 coincidí, en Gran Vía 28 de Madrid, sede de la Compañía Telefónica, con Pedro Almodóvar Caballero. A edad tan temprana, él ejercía de ordenanza entre la planta baja -y las alturas- y yo como auxiliar administrativo, en el Departamento Comercial, en el negociado o sección de Nuevas Promociones.

No tuvimos más relación que las laborales eventualmente coincidentes. Procedíamos de muy diferentes estratos sociales y nuestras pulsiones, las de manual de antes de los veinticinco años, eran sustancialmente -o sea, de ráiz- distintas; hasta opuestas en algunos aspectos. Había, sin embargo, alguna coincidencia ¡cómo no! en internados colegiales y también se daba la circunstancia de que Almodóvar era de Calzada de Calatrava y mi mujer de Almagro, La Mancha genuina, y así lo habíamos comentado recreándonos en peculiaridades geográficas, cinegéticas y cultuculinarias.

La idea que tuve de la relación de pasillos y ascensores era la que se corresponde con  dos inquietos y ansiosos, él aún más que yo: tan amigable como reservado y en esa aparente contradicción -por encima de todo- una persona que ya quería significarse, mostrarse diferente, original, forzadamente en ocasiones, con un poso de soledad a pesar de su socialidad, por momentos divertido, extravertido.

Alguna vez, Pedro me invitó a tabaco o me ayudó junto con otros colegas en el traslado de material para la decoración de una vitrina escaparate y en otra ocasión tomamos el mismo taxi, él camino de plaza de España y yo continuando hasta Reina Victoria, orilla lo que fue el estadio del Atleti. En el taxi hablamos de Argentina, de un general que se había alzado al poder de aquella manera, de que los militares, las dictaduras, la injusticia y el fin del mundo se nos venían encima y todo eso y más. Pedro quería conocer Argentina; yo París, Roma y lo que me faltaba de España que entonces era mucho. 

¿Por qué este introito? Porque vengo de constatar, una vez más, que Pedro Almodóvar es su cine y no sabe hacer otra cosa que repetir sus propios complejos, frustraciones y fobias en una narración recurrente: su propia biografía. De otra manera, pero vengo de ver a la misma persona, torturada y compulsiva, que creí percibir cuando entonces, ya va para medio siglo. Vengo de ver su mismo cine de siempre y digo cine por no decir historieta. 

En el desfile de personajes de Almodóvar, la mayoría huecos y mal dialogados, conviven doloridos con frustracciones o complejos y cuando no transitan por la homosexualidad lo hacen por las adicciones, por la angustia vital y por la tortura de la incompresión o el desamor mal entendido que es otra dependencia. El cine de Almodóvar es necesidad de epatar, de centripetarse, de sobreestimarse, exagerado, proclive al descontrol.  De su cine he disfrutado el desparrame, el descontrol, la comedia inverosimil y el desenfado, Pepi y Mujeres y poco más. Al final, soy de los que ante su cine siente oquedad por falta de credibilidad en personajes e historias. Eso no es en absoluto incompatible con reconocer su talento cinematográfico rodando, montando, dirigiendo actores, produciendo historias vendibles, y oportunistas, y manejando su propia actividad promocional.

Ciñéndome al cine español, yo me creo a Germán Areta(*) desde el primer hasta el último fotograma y me creo el discurso simbolista y los exagerados personajes de Saura y seguramente hasta los de Bigas Luna, sin necesidad de establecer esa íntima comunión que nos producen los de Erice o Berlanga... ¡es la credibilidad, amigo! Hasta para las guerras galácticas o los infames superhéroes se necesita aceptar el carácter y sobre todo la personalidad y el discurso coherente cuando tratamos, sobre todo, de los protas de las pelis: te lo tienes que creer y además te tiene que enganchar, por diestro o por siniestro. Y en la credibilidad, de haberla, no importa la realidad o la ficción; te crees a Batman, a Jocker y a E.T. como te crees a Vito Corleone, a Hilda o Escarlata O'Hara.   

Siento decirlo pero a mi, que he visto casi todo el cine de Almodóvar, el único personaje que verdaderamente me enganchó fue Chus Lampreave haciendo de portera. Yo discrepo totalmente de la, hoy, enaltecida cuando no supervalorada estimación de Antonio Banderas como actor. De todo el enorme catálogo de actrices y actores de la extensísima filmografía de Almodóvar, me quedo sin duda con Maura y de ella y su colaboración con Almodóvar en ¿Qué he hecho yo para merecer esto? espectacular, como en Entre tinieblas, porque cuando había guión ella se exprimía y cuando no lo había -Folle...folle...¡fólleme Tim!, aberrante- tampoco era, dada su amistad entonces y el afecto que se tenían, como para mandarle ¡A Tomar P'olculo! y que se buscara a otra. También andan por ahí Julieta Serrano y Penélope que hacen muy bien sus papeles, que al final son autorreferencias de las mujeres de la vida de Almodovar, vecinas del tercero izquierda aproximadamente.

Una vez más perdí el tiempo con Almodóvar y con Dolor y Gloria, casi secuela de La ley del deseo. Me lo temía pero lo justifiqué porque era miércoles y con diez euritos los dos pudimos constatar que su gozo es su persona, que no cabe en sí misma y su infierno es, en realidad, su vanidad exhibicionista. 


(*)... y es que lo de crear personajes y hacerles hablar, dialogar creiblemente, es el fondo de la cuestión a partir del guión y la potencia del relato. Gracias, Garci. 


13 de febrero de 2020

El Vertedero

Voy por lo breve: se derrumba un vertedero en Zaldívar, dos muertos; se descubre uno ilegal en Sevilla, un vertedero letrina de una sociedad financiada y subvencionada durante decenios por el psoe andaluz, Manuel Chaves ¡cómo no! a la cabeza.

Este vertedero sevillano estaba rebosante; cientos de agujeros tapados con tierra que ocultaban plásticos, pilas de mercurio, bombillas y vidrios, todo el material que debían haber clasificado y reciclado en una planta que era una "central de gestión de residuos con vocación netamente ecologista para la protección del medio ambiente". Ya saben, una misión "netamente" progresista, para el desarrollo de la economía personal de los mandamases andaluces en la pomada.


¿Qué hemos hecho para permitir el ascenso al poder, al mando de nuestras vidas, de tanto estafador, tanto vago, tanta chusma y, a propósito, tanta basura? Con estos no podemos contar para el zafarrancho (pensiones, paro, fiscalidad...) y debemos conformamos con que no ensucien más.

Odio y amargura en el vertedero del Congreso y el Senado, ayer mismo, hoy mismo. Presuntos políticos, ellos y ellas, y políticas que son incapaces en sus personas y en sus programas de depurarse, siquiera como higiene personal, como aseo psicológico. Pero ¡ay! con esos las segundas oportunidades son inútiles, no cambian. En España, el político en general viene a contaminar nuestras vidas y a sanear él su economía; ni uno sale menos solvente de lo que llegó y casi todos muy enriquecidos.  

Tengo el convencimiento de que entre senadores y diputados -casi todos tóxicos, casi todos basura- son poquísimos, absoluta excepción, los elementos reciclables. Y es que las urnas -D'hont, listas cerradas- además no ayudan.  

20 de enero de 2020

Blue Monday 1/8C+(D-d) 3/8xTI MxNA

Hace ya tres lustros que, por lo visto, soportamos un lunes -este año, fecha ut supra- deprimente, triste, lúgubre y lastimoso; un lunes que ¡vaya! iremos arrastrados entre domingo y martes con el único afán de sobrevivir. Esta regilipollesca efeméride llamada Blue Monday, se inventó como eje de comunicación de una campaña publicitaria de cierto operador mayorista de turísmo. Como podéis imaginar, el operador ya no existe, quebró; es lo que se podía esperar detrás de unos cerebros capaces de intentar inocular melancolía para vender sol, playas paradisíacas, lunas llenas e imancitos para la nevera.    

Hasta aquí, el asunto no pasaría de un requiebro promocional, una fruslería más para vender algo cuando no se vende nada. Pero la fecha se calcula de acuerdo con una fórmula demencial con ingredientes como la meteorología previsible, las deudas que arrastramos del desmadre navideño, el tiempo transcurrido desde que retomamos un vicio que tratamos de abandonar, los propósitos vitales que mantenemos... y así otras variables hasta sustanciarse en la fórmula 1/8C+(D-d) 3/8xTI MxNA, que es la expresión, o el insulto, para que los que pertenecemos al mundo ¿desarrollado? nos deprimamos, nos entristezcamos, pasemos de la llantina al padecimiento psíquico todo el día de hoy y, de ser posible, lo participemos a nuestros seres queridos y entorno social.

...y el maquinista decelera la marcha del tren
Hay otras celebraciones anuales del mismo o parecido calado pero en plan risas, lúdicas y alegres. Una de ellas es aquella que en California denominan Amtrak Morning, consistente en acercarse a las vías del tren de Laguna Miguel y a su paso enseñar el culo. Los maquinistas conocen donde se ubican los exhibicionistas culares y ralentizan la marcha para que el viajero pueda deleitarse en tan atractivo como original paisaje. Consta que algunos de los actuantes van muy fumados, otros muy bebidos pero que la inmensa mayoría pasan por personas normales, o sea como tú y como yo. 

Me tranquiliza el hecho de que hasta anteayer no me había enterado de la existencia del Blue Monday ¿Dónde he estado estos últimos quince años? ¿que he hecho mientras otros expertos, sabios, preocupados solidarios, trabajaban(*) denodadamente para demostrar que no existe el Blue Monday? En realidad no lo sé: entré y salí, subí y bajé, de aquí para allá, lloré y reí, amé y aborrecí. Y transcurrieron felizmente unos catorce Blue Mondays felices en los que debía haber estado triste y aquí sigo.

¡Qué manía con los lunes tristes y los domingos soleados! De alguna forma había que dividir el mes y se hizo la semana que había que dividir también y se hizo el día y de ocho los romanos hicieron siete y como eran siete enanitos vitales decidieron que el primero fuera un homenaje a la luna y ahí está la Selene griega arrancando la semana latina. Pero la idea de los lunes espesos es vieja, rancia como los mismos que la cantaron ligera y melódicamente, entonces cuando éramos adolescentes o menos, y aquí los tenéis: 

Estos odian los lunes
...y estos otros casi también

Mucho ánimo este lunes, no os dejéis impresionar por los intelectos del detritus emocional, estos idiotas integrales; tenemos que convivir con ellos y, aunque son muchos, demasiados, debemos superarlos engañando con los datos que suministramos a las fórmulas que certifican su imbecilidad y su absoluta idiocia.  

20 de noviembre de 2019

La Infancia Arrebatada.

20-N, Día del Pijama.


No hay día sin "Día de". Para bien y para mal, para el consumismo, para la usura o la reivindicación de nunca acabar. A veces, hoy es el caso, se inventan y recrean "días" con originalidad, capaces de llamar la atención, que responden a verdadera necesidad social. 

Hoy 20 de noviembre me ha sorprendido el "Día del Pijama" (1), día "por el acogimiento familiar". Una conmemoración más que se quiere destacar dentro del día de la "Convención Internacional de los Derechos del Niño y las Niñas" (2); es decir, una propuesta de un "día" conmemorativo dentro de un "día" que, en teoría, ya reune y agrupa a todos los agentes sociales dedicados a la protección de la infancia.  Solapa con el "Día de la Infancia", con el "Día Universal de los Derechos del Niño" y, en fin, con los días de cualquiera de las múltiples organizaciones que en su misión establecen la protección de la infancia como primer objetivo.

El "Día del Pijama" trata de sensibilizar sobre la imprescindible necesidad de proteger a los niños (y niñas, eso es) de la situación de desarraigo. Las circunstancias que suponen falta del calor y cariño,falta de sentimiento de pertenencia, falta de que algunas manos queridas arropen al pequeño para conciliar el sueño. La manera de hacer relevante y sensibilizar a la sociedad sobre esa necesidad de acogida de niños que "esperan" un hogar, el modo ingenioso y sin duda notorio, es hacerles ir a la escuela en pijama https://www.abc.es/familia/educacion/abci-alumnos-acuden-pijama-colegio-ninos-crecen-sin-familia-201811210248_noticia.html. 

En el contexto de una sociedad que ha huido de la familia tradicional y del compromiso de pareja, también del reto de crecer multiplicándose y que cede la educación a los docentes y la enseñanza a los tutoriales, esta iniciativa del "Día del Pijama" me parece genial. 

Transitamos una etapa en que un porcentaje ya inadmisible de las nuevas generaciones occidentales considera esclavizante, en vez de enriquecedor, el hecho de tener hijos y ahí los pijamas, los niños acudiendo en pijama a sus clases, conforman la puesta en escena de la medicina que puede curar un aspecto más de una sociedad enferma: de la sociedad del hijo único, de la sociedad de la imposible conciliación familiar, de la sociedad del niño consentido, del niño amarrado a una pantalla para que no dé el coñazo a los adultos.

En muchos casos se ha pasado del castigo físico, la amenaza eterna, la disciplina insoportable, al consentimiento permanente, el trato entre iguales -nada más ridículo que un adulto intentando establecer razones, explicaciones y silogismos con un niño- que malinterpreta las relaciones paternofiliales y el relativismo justificador del campar por sus respetos de niños y adolescentes. 

Nadie puede crecer sanamente cuando su infancia transcurre lejos del calor imprescindible, del cariño y cuidado necesario, de la supervisión permanente -que el niño la sienta como exlusiva- de un adulto. 

Unas veces por el desistimiento, otras por la distancia o por ambas circunstancias, otras por el trato, la falta de sensibilidad y de pudor necesario, hay ¡ay! demasiados niños con la infancia arrebatada y cuyos responsables siempre, siempre, son adultos y a menudo los propios padres. De las carencias afectivas que producen esas infancias arrebatadas, los traumas y daños vitales que suponen al desarrollo personal, las superaciones que de todo ello hacen algunos cuando llegan a adultos, me resulta imposible reflexionar, es algo que me supera en el universo de las interpretaciones, las responsabilidades y la conciencia. 

Y sin embargo ¡qué admirable y hermoso! es conocer personas que superaron una infancia arrebatada y que, empezando por ellas mismas, acogen en primer lugar la auténtica humanidad y la reparten generosamente: aquella Humanidad que nos dejó dicho: "El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, no me recibe a mí, sino a aquel que me envió." (3)


https://politicasocial.xunta.gal/es/temas/familia-e-infancia/adopcion


(1)Promovido por https://www.aseaf.org/d%C3%ADa-del-pijama/

(2)En realidad se denomina, genéricamente, "derechos del niño", donde obviamente están incluidas las niñas..., pero esa es otra controversia -más allá de la sintaxis y el entedimiento- en la que no voy a entrar aquí.   https://www.un.org/es/events/childrenday/pdf/derechos.pdf

(3)Marcos, 9:36-37.

A propósito de infancias arrebatadas, aprovecho para recordaros: 
https://www.amigosderimkieta.org/   1€ aquí=1€ en Burkina.

29 de octubre de 2019

Desbrozando Memoria, II: La Gestión Infame.

Para el nietamen: Uyi, Beltrán, Greta y Thelma.
Para cuando toque callar o hacer callar, desbrozando memoria.



Decía por ahí, en la entrada anterior, que el reto después de Franco, la misión, consistió en pasar de una dictadura a una democracia, también de un estado absolutamente centralizado a otro absolutamente descentralizado (¡seguridad, educación, sanidad!) y añadía ... con perversas consecuencias para la autoridad estatal (Jefatura y Presidencia) y para la capacidad de control de la redistribución de la riqueza, la fiscalidad y el equilibrio presupuestario.

Esas perversas consecuencias atañen y perjudican definitivamente al individuo.  Es lo que importa, la persona: el hombre sujeto, no objeto. Si consigo inculcaros que en vuestro acervo incorporéis en primer lugar, siempre, el análisis, la reflexión sobre si tal o cual medida o reivindicación o decreto ley o, en fin, gestión de gobierno beneficia o perjudica a la persona -incluso en los casos de fiscalidad y de condenas penales- me doy por satisfecho.

Es decir, en política hay que tomar distancia sobre generalizaciones y consignas que justifican medidas utilizando principios tan complejos como el "bien común", o la "solidaridad" porque a menudo curan la herida antes de que se produzca y ocultan intereses clasistas o sectarios como con frecuencia sucede, dada la tendencia, recurrente y malvada, del ser humano fuerte a oprimir al ser humano débil. 


Así, desde 1982 -por poner una referencia temporal- pero en cualquier caso desde siempre en vuestras vidas, la implantación de la monarquía parlamentaria en España, soportada en la Constitución aprobada en 1978, producto de su pésima interpretación y gestión para consolidar derechos, para establecer obligaciones, para aplicarla contundentemente ha permitido:


-Denominar, en los medios de comunicación y en la docencia, al Reino de España como Estado español. No es por nada, no es sin intención, es siembra.

-Crear una mega estructura política de poder, las Autonomías (*), absurda por costosísima, por conflictiva e irremediablemente confrontadora, enfrentadora y, hasta cierto punto, tan chantajista como inútil -la autonomía en sí- más allá del reconocimiento de peculiaridades. Autonomías tan sorprendentes como La Rioja, acomodos tan extraños como  ciudades autónomas (¿de qué, de quién?) y parcelaciones tan contra natura como algunas de las Castillas. 

-Elevar a delirio la idea de democracia, su justo valor, equiparando el concepto al de soberanía popular, pretendiendo dar un sentido legitimador al vocablo, al sistema, justificante tanto de imposiciones como de inacciones.   

-El manoseo del término democracia, que ha degenerado en mito de libertad, de participación de todos en las decisiones, cuando -de hecho- eso no se refleja en el ordenamiento jurídico donde la soberanía -de hecho- recae, de recaer, en la negociación de más o menos escaños, más o menos mayorías devenidas generalmente por la compra venta -de hecho- de intereses de partido y de personas para alcanzar o perdurar en el poder nacional, autonómico o local. 

-Nuestro ordenamiento no permite organizar estructuras y modelos de gestión plenamente democráticos. No existe el principio "un hombre un voto".

-Esa idealización del término democracia ha permitido exacerbar emociones e irracionalidades, manipular a los menos -que son más- dotados intelectualmente. Viene a sustituir, en muchísimas ocasiones, al término libertad, frecuentemente a justicia y siempre a equidad. Confunde un sistema político con una jerarquía de valores, incluso morales.

-Esa idealización del término democracia ha consentido que los gobiernos/partidos nombren jueces. Ha impedido la auténtica y estricta separación de poderes. 


-La gestión política del más alto nivel, gobiernos sucesivos, ha sido de lo más infame; la gestión autonómica, casi en su totalidad, ha sido un atraco permanente y la gestión local, con rarísimas excepciones, se ha sometido siempre a las directrices y acomodos de los prebostes autonómicos o nacionales, a las órdenes de partido.


-La Constitución ha permitido que donde los sucesivos gobiernos tenían que acotar, delimitar, precisar, se haya utilizado para negociar, trampear, ceder intercambios de poder.

Otra más: resulta que el que manda en el gobierno
aquí es "presidente" y el que manda en el Estado es "jefe".
Detrás de todo ello están, empujando siempre, unos pocos españoles -mal que les pese el origen y la sangre- que son los separatistas, los energúmenos del nacionalismo populachero Suman no más allá de 4.500.000 sobre casi 47.000.000 de personas bajo el mismo paraguas institucional. El cóctel se compone de algo menos de la mitad de los catalanes con derecho a voto, algo menos del 6% de los gallegos, la tercera parte de los vascos -en el mejor de los resultados- y unos cuantos valencianos y balearicos siempre menos de la cuarta parte reivindicando la absoluta independencia de España. Y ¡cuidadín! los que para mí son los más diferentes de todos, los araneses, se sienten plenamente españoles además de europeos, catalanes y galácticos lácteos. ¡Vaya, que ni quieren ni pretenden otro estatus distinto del que tienen!


Esa "situación de fuerza", de presión permanente del nacionalismo, es así, fue así y será así. Está sociológicamente encarnado en el carácter, más allá de él en las pasiones y pulsiones del organismo y sus vísceras del pueblo español. Del pueblo quiero decir de Villarriba y Villabajo, siempre compitiendo por ser más frente al otro, en vez de ser más con el otro. Podéis consolaros relativamente: eso ocurre en otros lugares del mundo, en la misma Europa (Alemania, Francia, Reino Unido, Bélgica, Italia...) solo que aquí, durante los últimos cuarenta años, esas "fuerzas" han sido capaces de doblegar gobiernos nacionales, de crear proselitos en cada nueva generación y beneficiarse materialmente muy por encima del resto de las regiones. Se lo debemos a todos y cada uno de los gobiernos que venden su independencia ¿integridad? por los escaños nacionalistas, les ceden competencias (¡seguridad, educación, sanidad!) irrenunciables para cualquier estado que se precie y respete su propia labor y su principio de autoridad y generan corrupción corporativa y personal.  



¿Y dónde está el Estado? El Estado es una crisis física e intelectual, violentado por esa minoría ruidosa y chantajista. Digo ruidosa porque, en estos días que os escribo, Barcelona y algunas otras ciudades catalanas están bajo la violencia de grupos separatistas, matones si pudieran e incendiarios. Digo ruido, incluso estruendo, porque el runrun sectario, clasista y xenófobo de los que reclaman la independencia de España, ha existido siempre, ese runrun que es un martirio chino, repetitivo, capaz de arruinar la economía más sólida y la moral del adversario.

La posición blandengue e interesada de todos -sin excepción- los gobiernos frente al chantaje del escaño se materializa en la estafa de la democracia tullida que procura una gestión infame de los recursos -también de los morales- de todos para beneficio de unos pocos poquísimos.

Vuelvo al individuo, a la feliz libertad de los hijos de Dios ¿qué hacer? Cada cual lo que crea, apetezca y considere. Yo, votar siempre: he votado incluso en blanco, de modo y manera errónea y en una ocasión excepcional voté acertadísimamente; o sea, votar. Lo menos malo, lo menos ineficiente. 


Una última ¿reflexión? idea. Si con todo eso que os he expresado seguimos siendo una nación puntera, en muchos aspectos líder, tan poco equitativa como bastante igualitaria, tan pícara como sentimental ¿qué no hubiéramos alcanzado en estos años de haber tenido otros políticos? Cuidaros de ellos y estad orgullosos de nuestra historia, sin complejos.






   
(*) EVOLUCIÓN por AUTONOMÍAS del % PIB nacional, base 1980.




24 de octubre de 2019

Desbrozando Memoria. I, El Apaño Inteligente.

Para el nietamen: Uyi, Beltrán, Greta y Thelma.
Para cuando toque callar o hacer callar, desbrozando memoria.





I. El Apaño Inteligente.

En lo que queda de España, muy a menudo, cuando alguien dice "democracia", justamente en el momento de pronunciar "cra", parecen emerger desde el paladar bellos jardines expeliendo los aromas naturales más agradables. Dada nuestra tendencia exagerada a detestar y magnificar, para una mayoría de nosotros "democracia" es una panacea, un paraíso, aquel sistema o régimen proveedor de nuestro progreso hacia la justicia, primero, la igualdad después y la felicidad al cabo. 

La perversión intelectual del auténtico significado de democracia, viene de lejos alimentada por el engaño idealizador de nuestra capacidad individual de participación, de participación pro activa para cambiar algo. Creemos ser capaces de legitimar e intervenir en "los eventos consetudinarios que acontecen" (*) por medio de esa panacea de la democracia; no es así. Sin reparar en tipos y grados de democracia, en la nuestra, el individuo permanece detrás del colectivo y no antes, detrás del pueblo y no en su vanguardia.  

Hubo tiempo, demasiado extenso, en que la palabra "democracia" se pronunciaba por lo bajinis; se parecía a "república" y su connotación era ideológica y políticamente nefasta. Palabra que en castellano, para algunos, parecía tan fea como "carraspera", "gurruño" o "pluscuamperfecto". Fué entonces cuando, muchos -no los menos- añadieron "orgánica" -"democracia orgánica"- superando cualquier pleonasmo, oxímoron o paradoja que antes se hubiera dado en la humanidad para calificar eufemísticamente un régimen dictatorial y totalitario. Para mí, lo discutible, a toro pasado, es si a aquel régimen, a aquella "democracia orgánica", le sobraron al menos 16, 20 ó 25 años. 

Me aboné hace ya mucho tiempo a la idea de que si Francisco Franco hubiera convocado unas elecciones, a partir de 1950 en cualquier momento -abriendo el régimen- incluso con limitaciones para los partidos cuya ideología negara la propiedad privada, la de los medios de producción y el mérito y esfuerzo del individuo, es decir el comunismo o marxismo más radical, Franco, digo, hubiera arrasado y estoy convencido de que en sucesivas convocatorias también habría ganado. Como triunfó De Gaulle durante más de una década.

Pero no. Y fallecido el dictador -de cuyas cenizas hoy hace propaganda el más nefasto de los inelectos presidentes de gobierno de España- es bien sabido: hubo que hacer primero un apaño, luego un consenso, después una Constitución seguida de una votación y finalmente unas elecciones, para presentarnos aseados y con cierta urbanidad frente al "mundo democrático". 

Ese proceso, lógicamente y con severos riesgos, se alargó desde 1975 hasta 1982 al menos, siete años como las maldiciones y bendiciones bíblicas. Al proceso lo denominaron Transición y fue bienvenido e incluso exaltado -por la mayoría de paises con sistemas democráticos asentados- como proceso referencial del paso de una dictadura a una democracia. Os lo detallo porque yo lo viví, en algún momento activamente, entre mis veinteséis y treinta años y sé de qué hablo. 

Ahora parece que ese periodo, la Transición, fue sencillo o soportable; incluso yo creo que está idealizado. Había violencia casi a diario: ETA a bombazos y tiros en la nuca, ultras ametrallando abogados y violentando la calle, momentos críticos de negociación, vacíos de poder. También, en fin, puestas en escena para validar el suicidio del régimen franquista, como fue el referendumm de 1976 para la Reforma Política, referendum improvisado, falto de garantías pero apañado como soporte para otro referendum inmediato,  este sí con garantías, el de 1978, que habría de validar la nueva Constitución.  


Como vosotros ni votásteis la Constitución, ni la habéis leído en las escuelas o particularmente,  voy a daros brevísimos datos sobre aquella votación porque en los extremos se sigue denostando el proceso, el propio referendum, e incluso retorciendo los hechos por aquellos que presentan la Segunda República -que ni fue sometida a referendum ninguno ni respaldada su Constitución- como el paradigma de los régimenes democráticos y ponen a parir esta Monarquía Parlamentaria legitimada dos veces por las urnas (**).  

Reitero, sin reparar en tipos y grados de democracia aquí se estableció una monarquía parlamentaria que fue mayoritariamente aceptada por medio de referendum. Un referendum, en 1978 (**), ya con garantías jurídicas y no como el de 1976, con el reconocimiento de derechos básicos -como el de libre expresión o el de libre reunión- que hasta entonces estaban desaparecidos o perseguidos- y con la incorporación de interventores de mesa y, muy moderadamente, algunos debates en televisión. Sobre esa Constitución hasta la Comisión Permanente del Episcopado Español reconocía «unos valores intrínsecos innegables, junto al dato esperanzador de que sea fruto de un notable esfuerzo de colaboración y convivencia», aunque con todos los matices, recelos y prevenciones propias de su misión religiosa y función social porque, en el régimen franquista, la católica era la única religión haciendo de España un estado confesional explícito.   

Dije apaño. Lo repito. No fue, simplemente, pasar de una dictadura a una democracia, también de un estado absolutamente centralizado a otro absolutamente descentralizado (¡seguridad, educación, sanidad!), con perversas consecuencias para la autoridad estatal (Jefatura y Presidencia) y para la capacidad de control de la redistribución de la riqueza, la fiscalidad y el equilibrio presupuestario. A pesar de ello, al menos durante 35 años el sistema ha sobrevivido, más que funcionado; a menudo mirando para otro lado cuando el nacionalismo, el populismo y la crema social arramplaban con patrimonios y competencias ajenas. 

Pensad en lo que nos han traído, hasta hoy, las herramientas que hubo que utilizar para ello: D'Hont, Estatutos de Autonomía inmanejables -soporte y palanca de reivindicaciones infinitas- y una generación actual de políticos de escasísima talla, ínfimos niveles de visión estratégica, sobrevalorados, sobrepagados en general, inexperimentados la mayoría, pervesos casi todos.

La realidad incontestable del proceso de la Transición es que se produce una amnistía gracias a la generosidad de las víctimas de todas las partes, de familias enteras perdonándose un pasado criminal y gracias también a la voluntad de una sociedad -aquella sociedad- verdaderamente sacrificada y conciliadora capaz de encontrar puntos de acuerdo y progreso y evitar las diferencias. 

(*) A. Machado/J. de Mairena, no se me diga que plagio ¡leedlo y dejad la pleiestension un rato!
(**) De un censo de 26.632.180 individuos (éramos algo más de 36 millones y medio de habitantes, hoy somos casi 47 millones)  votaron 17.873 271 (67,11 % del censo) o, lo que a efectos conclusivos es lo mismo, se abstuvieron el 32,89% de las personas con derecho a voto, 8.758.909 individuos.

Siguiente próximo capítulo: Desbrozando Memoria. II, La Gestión Infame.


25 de julio de 2019

Lo Bueno Y Lo Nefasto

Después de los fastos de la madurez -¿qué es maduro y cuánto dura su momento?- ya bien adentrados en la equidistancia y relativismo de la senectud, alguno obtiene la gracia de distinguir entre lo bueno y lo nefasto. 

No digo lo malo, digo lo nefasto. Sugiero el sentido transcendente de nefasto frente a malo; la inmediatez de lo malo frente a las consecuencias más a medio y largo plazo que evoca lo nefasto. A lo nefasto asocio efectos que se mantienen en el tiempo; a lo malo, lo simplemente impertinente, lo que de modo más inmediato nos molesta, nos incomoda. En sus efectos, lo nefasto siempre tres o cuatro grados por encima de lo malo.

Casi siempre, nuestro deseo no lo es porque lo ponderemos bueno sino que lo consideramos bueno simplemente porque lo deseamos. No suele haber un juicio reflexionado y ¡hala, allá que me voy! Lo digo porque, ya más que sabido, las palabras no son neutras y si malo es este sistema político que nos dimos,  el punto al que hemos llegado es nefasto.


Al poder -al desgobierno y buen vivir, quiero decir- son elevados los políticos y aquí, inmediatamente, se olvidan de ir puliendo los vacíos, rellenando los vacíos, vaciando las competencias erróneamente cedidas: ley Electoral, seguridad social y pensiones, igualdad de derechos y retribuciones en igualdad de obligaciones y responsabilidades. Tres grandes áreas de actuación que permitirían acabar con la inmensa mayoría de injusticias y todo el catálogo de reivindicaciones que capitalizan las izquierdas en nombre, dicen, de toda la sociedad. Y ese vacío es lo malo que ha generado esta situación nefasta. 

Ni Aznar ni Rajoy tuvieron los arrestos suficientes para afrontar esas carencias e injusticias, esos errores y gazapazos que se arrastran desde bien mediada la Transición hasta hoy. Después Zapatero quebró, sin cortarse un pelo, el Estado tanto en su economía como en su integridad territorial. En esos cometidos lo hereda Sánchez, un mentiroso compulsivo de tesis y un falsario de tenderete de feria. 

Esa labor de revisión y renovación básicas es el discurso que los conservadores, por constitucionalistas pero no inmovilistas, deberían asumir y, además, capitalizar para las urnas: ley Electoral; seguridad social y pensiones; igualdad de derechos y retribuciones -en ingresos, sueldos; en costes, impuestos- en igualdad de obligaciones y responsabilidades. 

No parece que, algo tan elemental, que es lo que hay que repetir, repetir, repetir y repetir repitiendo, sea la estrategia -además de la básica misión- de Ciudadanos, PP o Vox. Los tres coinciden, sin embargo, entre ellos y con las izquierdas y el secesionisno, en la ambición de poder, que es lo malo. Una vez alcanzado el sillón del gobierno de España, la inoperancia se hace sujeto de sus deseos porque sus consideraciones particulares hacen bueno aquello que lo es simplemente para ellos. Nefasto para el resto.








18 de junio de 2019

Poker Mentiroso

Dos campeones de la falsedad, la engañifa y la artimaña, ambiciosos sin escrúpulos, se va a reunir estos días para tratar de investir presidente de gobierno -no jefe de estado que es lo que en realidad ambos querrían- al más mentiroso de los dos, si cabe distinción en el grado del uso y abuso del fraude.

Históricamente, la situación es del todo excepcional y sus consecuencias, con o sin acuerdos, no cambiarán para nada la realidad de un mandato en precario, con votos insuficientes para que en el legislativo se pueda trabajar sacando adelante enmiendas, proyectos, nuevas leyes, etcétera. Es la calamidad de la partitocracia, la impotencia de las variopintas alternativas frente al bipartidismo. La partida se juega como en el póker mentiroso: yo voy de farol prometiendo lo que no cumpliré y tú debes acertar que la realidad es falsa y lo dicho o por hacer, ficticio. El que mejor miente, gana.

Sánchez es un fraude sobre dos patas con dos ojos incapaces de aguantar una mirada fija o una respuesta contundente. Pero, salvo en contadísimos momentos por parte de Rivera, nadie fue capaz de ejercer con esa energía en los debates pre electorales y el sujeto marchó de rositas o, tal vez, lo dejaron escapar. Recordad que no permitieron debatir a Vox. 

Sánchez es fraude como tesis doctoral. Fraude en el listón moral que impuso para ejercer como ministro de su desgobierno. Fraude en el propio debate cuando exhibió un documento enviado por un ciudadano al Portal de Transparencia haciéndolo pasar por un documento oficial de la Junta de Andalucía: una infamia burda pero que, por el momento, coló. Más fraudes en el propio debate, atribuyéndose el paso de 190.000 contratos temporales a fijos cuando, en el mejor de los casos, fueron 61.445. Pero fraude mucho antes "Ni antes ni después pactaremos con el populismo, el final del populismo es la Venezuela de Chavez" y los votos del populismo, pactando, le llevaron a La Moncloa moción de por medio. Y mucho antes de antes, con su aire prepotente y superior del farolero y con torería a propósito de los defraudadores fiscales:https://twitter.com/reinasonia/status/1108420913823997952, porque lo suyo es mentir como respira, valorar como sedición lo que calificó como rebelión:https://twitter.com/i/status/1108421995388129280, antes de necesitar el voto espurio de los golpistas catalanes. 

Del otro pájaro(*), Iglesias, tan lleno de falsedades e incoherencias que él mismo, desde Galapagar Palace, es incapaz de sujetar a sus colegas -huidos por causa de la vergüenza ajena más absoluta- solamente hay que recordar a dos mujeres, Tania y Bescansa. Una y otra apostaron por él y, para situarnos,  detrás de una y otra al final sólo han quedado rastros del paso de la ignominia de un supuesto hombre frente a una mujer: sin razones políticas ni de partido, en razón de su soberbia y vanidad. Es lo que ocurre a algunas chicas cuando se fijan en el chulo del barrio, que confunden labia con integridad, actitud cabal con engatusamiento.

Ahora, para ser investido, Sánchez necesita -mejor que los de otros- el voto de Iglesias. Iglesias, ante el descalabro monumental que ha sufrido en las Generales, necesita poder, necesita visibilidad, notoriedad y -como siempre, para manipularlos- medios de comunicación afines o rastreros. Y los marxistas, ya se sabe, se juntan para alcanzar el poder y una vez allí instalados se asesinan delicadamente. Habrá sangre, antes o después. 

Alguna vez, de jovencillo, jugué al poker mentiroso; me pareció aburrido, seguramente porque el factor azar, la suerte, desaparece en el momento en que queda en tus manos transformar la realidad para que lo que verdaderamente tienes pase por lo que verdaderamente careces. No es lo mismo que en el otro poker. En el otro poker lo que llevas es lo que te hace ganar o perder, lo que la suerte te da es lo que triunfa o fracasa y es con eso, exclusivamente, con lo que puedes ir de farol o quedarte en pelotas delante del adversario que supo envidar y supo mirar. 

En el encuentro de Sánchez e Iglesias el fin es mentirse, mejorar la jugada del otro permanentemente, hacer creer que lo improbable es lo posible y lo factible irrealizable. Sólo al final y en manos de otros se mostrará la realidad, las cartas o los dados que nos llevarán a la perdición o la miseria.

Cuando la mirada habla

7 de junio de 2019

Cuando La Vida Es Una Fiesta

En Os Cen Pasos, invitado por Pablo
Esto va para los que sabéis estáis más prietos en las entrañas de mi corazón, esos diez o doce y aún así y todo cada cual en su grado, debilidad y preferencia.

En más de diez años de feisbuc y blog, se puede constatar que en menos de media docena de ocasiones me he selfiado o fotografiado o retratado a familiares y eso y tal. No soy muy partidario. Y no son tantas las ocasiones, a mi modo de ver y a lo largo del tiempo y más de 175 entradas del blog, en que merece la pena compartir, por capado que uno tenga su acceso a las redes.

Pero hay ocasiones y esta madrugada me llega la foto que quiero compartir, momentazo que retrató Mercedes y -en sus modos más propios y ferroleiros- tardó casi una semana en enviarme. Celebrábamos, invitados por Pablo, mi septuagésimo cumpleaños, como primavera más, y la entrada de junio que es el mes de la alegría según creo. El lugar, ya provecto, se llama Os Cen Pasos. 

Os Cen Pasos cuesta arriba o abajo, depende.
Lo fundó un cachondo, Dios lo tenga en su gloria, que iba silvando por las calles de Puentedeume cancioncillas irreconocibles, que se debió forrar en be y que cuando le decías que la noche anterior el pulpo a feira estaba regulín, el tipo te salía  por peteneras negándote la mayor y además se lo contaba a todo el pueblo: "Este rapaz di que o polbo da miña casa é malo ¿e ti qué pensas?".

Cachondo. Se llama Los Cien Pasos porque está, más o menos, a esa distancia del cementerio del pueblo, en rampa de "rompetelalma". Yo lo conozco desde 1991 y como se come bien y económico y ya sabe de este paladar todo quisque, pues os lo dejo aquí. Era sábado, mediodía pero pronto, antes de las dos, y esperamos mesa. Lugar, nombre, personajes y paisanos para don Gonzalo Torrente Ballester.

Os deseo muchos ratos como los que tengo pasados yo ahí y, a Dios gracias, el conjunto de lo bueno de mi vida hasta aquí, pero si no ponéis de vuestra parte lo tendréis jodidamente difícil. Esforzaos y tal vez los alcanzaréis.