8 de abril de 2016

R2-D2

Cada vez que asoma Echenique, el de Podemos o no, por la ventana del televisor me viene a la sesera la imagen del robotito de La Guerra de la Galaxias R2-D2, aquel tan simpático que hacía las delicias de los niños. No sé por qué misteriosa asociación.

R2-D2 tiene su habla peculiar, su tono y su fraseo que le dotan de personalidad y gracejo por muy máquina que sea, que lo es, hasta el punto de comerse secuencia tras secuencia a otros actores humanos, cuasi humanos o humanoides, que comparten con él la narración. Lo de Echenique es la voz, atiplada, de su amo que le ha puesto ahí en segunda convocatoria y él se deja. 

La dispersa y disuelta personalidad de Echenique empieza por su nacionalidad, argentino española, se alarga en sus extraordinarios conocimientos sobre péptidos y proteínas y se consolida en su vocación política que complementa la física con la utopía, la búsqueda de la certidumbre de la ciencia con la manipulación de los hechos y la historia. 

No es así R2-D2, tan contundente en sus asertos como irónico en sus respuestas (*). Sin que, aparentemente, el droide astro mecánico sepa de física la millonésima parte que Echenique, su cacumen le procura mucho más sentido común, aunque a veces -como Echenique- impulsado por el deseo de servir a sus amos/jefes/dueños se lance a la aventura sin valorar lo que le espera ahí fuera. 

Es en el Episodio II, El Ataque de los Clones, cuando su droide amigo -compañero de partido, vaya- C-3PO tiene que sujetarlo y decirle: «¿A dónde vas? ¡No sabes lo que hay ahí fuera! ¿No tienes sentido común? ¡Idiota!» y R2-D2 no contuvo su impulso, no hizo el más mínimo caso y pasó al exterior. 

Lo mismo que le ha ocurrido a Echenique aceptando la propuesta de Iglesias como Secretario de Organización de Podemos, en sustitución de un tal Pascual que creyó que ahí fuera no existía Pablo Iglesias o que él era suficientemente capaz por sí mismo de organizar el caos, el tumulto de eso que llaman Podemos y sus influencias. A Echenique, ya involucrado en el Parlamento de Aragón, no le hacía ninguna falta el cargo que, en realidad, no conlleva encargo de ningún tipo dado que de la organización del ¿partido? y en lo absoluto ya se encarga Iglesias. 

En la guerra de Podemos, en una micro enésima parte de la galaxia política de España, Echenique no es más que un artilugio rodante de Iglesias, Pascual ya no es aunque persiste en el partido y Errejón ha envainado la espada de sus luces. Pero Echenique no lo sabe; cree, como le dijo Anakin Skywalter a Padmé que Iglesias será grande: “Algún día seré el jedi más poderoso de toda la galaxia y evitaré que las personas mueran; te lo prometo”.

(*) https://youtu.be/Q2kSepof7Tw